La riqueza de la gastronomía española, es tan intensa y variada como lo es nuestra geografía. Cualquier localidad por diminuta que sea nos presenta una especialidad gastronómica, la cual se basa en productos autóctonos que encontramos allí.

Si lugar a dudas, los guisos son los más populares, sobre todo por que son comidas que pueden ser compartidas por mucha gente, entiendan que cuando en la Edad Media se sacrificaba un animal había que guisarlo o cocinarlo porque su caducidad era muy rápida.

Las fabadas asturianas, las ollas podridas andaluzas, los arroces valencianos, y los innumerables cocidos regionales que podemos encontrar en la totalidad de las comunidades españolas, son sólo una pequeña muestra de la inmensidad que representa la gastronomía española.

Algo muy importante hasta que aparecieron las neveras en los hogares españoles, era como se podían conservar los alimentos.

Los escabeches, en aceite, o los salazones eran las elaboraciones más utilizadas por nuestros antecesores a la hora de mantener utilizable la comida y los productos. Con la llegaba de las especias del llamado “Nuevo Mundo” esta situación se pudo ampliar, pues el pimentón también se demostró como un gran conservante, y así se dieron ciertos alimentos conservados en él.

En una pequeña comarca del norte de León encontramos El Bierzo, famoso por sus vinos elaborados con las variedades Mencía o Godello y por un guiso muy común entre ellos y que se llama Botillo.

El Botillo es una especie de embutido que se elabora partiendo de la típica matanza del cerdo, algo muy común en la mayoría de las localidades españolas. Una vez sacrificado el animal se reservan las costillas. Una vez separadas y cortadas se salpimientan para que el producto pierda el agua interior, después se coge la tripa más grande que se llama “ciego” y en ella vamos introduciendo las costillas, una vez lleno lo cosemos y lo cerramos, depositándolo en un lugar elevado y seco.

Con la sinceridad que me caracteriza cuando hablo de gastronomía, descubrí El Botillo gracias a una novia que tuve a finales de los años 80. Su padre, natural de León, había traído uno en Semana Santa y me lo dio a probar pero no lo probé guisado, sino a modo de fiambre, que es otra de las formas que se puede tomar.

Por fortuna y gracias a nuestro querido amigo Pablo Ossorio, El Botillo se ha convertido en un guiso muy propio de Requena, los orígenes bercianos de Pablo marcan su aparición, con la celebración de un “Botillo” en las bodegas Hispano Suizas.

El primer Botillo se celebró en enero del 2010, y fue uno de los primeros actos que celebró la bodega, casi sirvió de “Bautismo” de la misma. Desde esa fecha, y hasta el último que se celebró el pasado 8 de marzo, Vicente Morcillo y un servidor somos los únicos que hemos asistido a todos los celebrados, una cuestión que sin duda valoro con mucho orgullo.

Es norma común en Pablo que con la celebración, también se ensalza algún personaje muy ligada al Bierzo, entre los premiados encontramos al enólogo Raúl Pérez, al empresario José Luis Prada Méndez; más conocido como “Prada a Tope”, Belén Arias, presidente de la Academia Valenciana de Gastronomía o el propio Leo Harlem son algunos de los premiados en todos estos años. En esta edición, el premiado ha sido Javier Haba Padrón, enólogo y amigo de Pablo Ossorio.

 

Como ya he comentado, el pasado 8 de marzo fue el día elegido para la celebración de esta nueva edición, así que a partir de las 2 de la tarde los periodistas invitados (es un acto reservado a los entendidos en el mundo del vino) fuimos llegando, siendo recibidos por el propio Pablo y su socio Rafa Navarro.

Con una copa de sus vinos, la mayoría de ellos premiados en los diferentes certámenes dedicados al mundo del vinos fuimos disfrutando de aperitivo, también propio del Bierzo; pimiento asado, queso y cecina.

Después de la consabida foto de familia, los asistentes fuimos pasando al comedor. Qué diferencia de la primera edición que apenas éramos una veintena de invitados, con los cerca de 50 que nos dimos cita en esta edición. La familia ha crecido.

La elaboración que la realiza el propio Pablo pasa por ir cociendo las piezas de Botillo. Una vez cocidos (el agua resultante no se utiliza) los botillos se abren dejando a la vista las costillas cocidas. En otras fuentes encontramos los garbanzos, el repollo y las patatas. En otras fuentes encontramos la “androlla”, un embutido que se elabora con los morros del cerdo, por lo que encontramos una textura muy melosa.

Los vinos de la bodega son los principales invitados, sobre todo sus cavas; Tantum Ergo; blanco y rosado, y el tinto Bassus Finca Casilla Herrera, que hace poco ha sido elegido como uno de los mejores vinos tintos de España.

Hay que reconocer en Rafa y en Pablo los perfectos anfitriones, y año tras año nos sorprenden con distintas actividades. Al concurso de chistes, hace unos años  añadieron un Premio al denominaron “Periodista Vividor”. La elección se realiza entre los propios asistentes, y la primera edición la ganó un servidor. La siguiente fue Vicente Morcillo, al que siguió Vicente Gil.

Este edición la ha ganado nuestra querida Cova Morales, siendo la primera mujer en ganarlo. El premio no es de desdeñar, pues es un Jeroboam (tres litros de vino) de Bobos.

Por supuesto el fin de fiesta viene acompañado con otro gran “clásico”, el Karaoke, en el que todos nos volcamos en busca de los 5 minutos de gloria.

Bueno, un año más que disfrutamos del “Botillo de Hispano Suizas”, todo un clásico del invierno en Requena.

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